jueves, 31 de julio de 2014

LAS RANAS DESARROLLAN RÁPIDAS DEFENSAS ANTE EN ACOSO DE ESPECIES INVASORAS

Numerosas organismos invasores se están extendiendo en la actualidad fuera de su hábitat natural a un ritmo sin precedentes, fundamentalmente debido a la acción humana. Como consecuencia de esta expansión, se han alterado numerosos ecosistemas y este hecho afecta seriamente al mantenimiento de la biodiversidad.

La expansión de predadores exóticos está considerada como una de las mayores causas de declive poblacional y extinción de especies.En concreto, la expansión de predadores exóticos está considerada como una de las mayores causas de declive poblacional y extinción de especies a escala global.

Este es el caso del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), una especie nativa del sur de EE UU y el Norte de México, deliberadamente introducida por el hombre en numerosas zonas de todos los continentes, incluida la península ibérica. “Los primeros registros de esta invasora en la España se sitúan en Extremadura y Andalucía en la década de los 70. A partir de esa fecha, se ha extendido por multitud de zonas húmedas, en la práctica totalidad de la península. P. calrkii es un activo depredador de numerosos organismos acuáticos, incluidas las larvas de anfibios”, declara a Sinc el investigador español Germán Orizaola, de la Universidad de Uppsala (Suecia), que publica un estudio en la revista Ecology sobre la interacción entre las dos especies.

El objetivo de su trabajo fue examinar si el tiempo de coexistencia con el cangrejo rojo podía influir en el tipo de respuesta defensiva desarrollada por las larvas de la rana común (Pelophylax perezi).


"Recolectamos huevos recién puestos de P. perezi en cinco localidades del sur de Portugal", explica Orizaola “Para la realización del estudio recolectamos huevos recién puestos de P. perezi en cinco localidades del sur de Portugal. En dos de ellas P. perezilleva coexistiendo con el cangrejo rojo más de 30 años (poblaciones de larga coexistencia), en otra comparten hábitat desde hace unos 20 años (población con tiempo de coexistencia corto), mientras que las dos poblaciones restantes se encuentran en una zona todavía no colonizada por el depredador exótico (poblaciones sin coexistencia)”, añade el científico.

El estudio consistió en un experimento desarrollado en el Centro de Biología Ambiental de Grândola, Portugal, en el que larvas de las cinco poblaciones fueron criadas desde la eclosión hasta la metamorfosis en presencia o ausencia del cangrejo rojo.“Las mantuvimos en acuarios provistos de un compartimento en el que se introdujo un cangrejo rojo, o que se dejó vacío sin predador. Además, alimentamos a los predadores dentro de estos compartimentos con larvas para que produjeran señales químicas indicativas de depredación que pudiesen ser detectadas por las larvas en el experimento”, explica Orizaola.

Con este diseño experimental, analizaron la respuesta, tanto del comportamiento como de la morfología de las larvas de P. perezi, en presencia y ausencia del depredador.


Según el científico, los resultados revelan que las poblaciones de estos anfibios con una historia de coexistencia con el depredador de 30 años –entre 10 y 15 generaciones de ranas– presentan un patrón de actividad totalmente diferente al de poblaciones con menor coexistencia o sin coexistencia con el cangrejo americano. “Una larga coexistencia con el depredador generó patrones de actividad extraordinariamente reducidos, incluso en ausencia del depredador. Esto ayudaría a las larvas a pasar más desapercibidas, lo que contribuiría a aumentar su supervivencia”, señala Orizaola. Por el contrario, las otras poblaciones mantuvieron ritmos de actividad 5 veces más alta.

Colas y cuerpos más grandes. En cuanto a su morfología, las larvas de poblaciones que han coexistido con cangrejos presentaron colas con mayor superficie y cuerpos de mayor volumen que las demás. “Estas dos respuestas –subraya el investigador– les permitirían por un lado dirigir los ataques del depredador hacia zonas poco vulnerables de su cuerpo como la aleta caudal y, a la vez, mantener una mayor superficie digestiva que contrarrestase los potenciales efectos negativos de una baja actividad”.

Esto indica que la presencia de depredadores exóticos puede inducir un rápido proceso de cambio evolutivo en los ecosistemas invadidos. Hasta hace poco, se consideraba que dichos procesos evolutivos ocurrían solo a través de la lenta acumulación de cambios en periodos extraordinariamente largos de tiempo.

Por último, no todos los anfibios se comportan igual. Investigaciones recientes revelan que varias especies endémicas de la península ibérica, como el sapillo moteado ibérico (Pelodytes ibericus), son incapaces de responder a la presencia del cangrejo rojo, lo que incrementa su riesgo de extinción. “Un mejor conocimiento de la magnitud y escala temporal de las respuestas evolutivas es clave para la adecuada comprensión de los procesos biológicos y para el correcto desarrollo de medidas de conservación eficaces”, concluye Orizaola.

Referencia bibliográfica:
Ana L. Nunes, Germán Orizaola, Anssi Laurila y Rui Rebelo. “Rapid evolution of constitutive and inducible defenses against an invasive predator”. Ecology 95: 1520-1530. http://www.esajournals.org/doi/abs/10.1890/13-1380.1
FUENTE: SINC
FOTOGRAFÍAS: Emilio J. Orovengua.

miércoles, 28 de mayo de 2014

EL CALENTAMIENTO GLOBAL FAVORECE A LOS INSECTOS DE COLORES CLAROS

Una investigación liderada por la Universidad de Marburgo (Alemania) determina que la distribución de especies de insectos en Europa depende de los colores de su cuerpo y del clima. Los resultados de este estudio, que publica la revista Nature Communications, proporcionan pautas para prever los efectos del cambio climático sobre dichos animales.
“Los insectos, al igual que los lagartos y las serpientes, absorben la energía del sol para convertirla en movimiento. Las especies de color oscuro son capaces de absorber más luz solar que los de color claro con el fin de aumentar su temperatura corporal. Por otro lado, las  variedades de color claro pueden reflejar la luz para evitar el sobrecalentamiento. Esto les da ventajas a temperaturas altas o bajas”, explica a Sinc, Dirk Zeuss primer autor del trabajo.
Los insectos de color claro pueden reflejar la luz para evitar el sobrecalentamiento
Las asociaciones entre las características biológicas de los animales y el clima ya estaban documentadas. Sin embargo, no quedaba claro el efecto del clima sobre la distribución de los insectos a gran escala.
Para entender como el cambio de temperatura a nivel global afecta a los insectos, los investigadores analizaron las alas y los colores de 473 especies europeas de mariposas y libélulas. Para ello, comprobaron que las variedades más oscuras se adaptan mejor a climas fríos y las de colores claros a climas cálidos.
Por otra parte, al comparar los mapas de distribución de las libélulas  durante el periodo  de 1988 a 2006, encontraron que la localización de las especies de colores vivos y oscuros se desplazaron a través de toda Europa durante ese periodo de tiempo, de acuerdo con los cambios en las temperaturas medias anuales.
Como respuesta al calentamiento climático las especies pueden cambiar su distribución o adaptarse a las nuevas condiciones
“Como respuesta al calentamiento climático, las especies pueden cambiar su distribución, adaptarse a las nuevas condiciones o, en última instancia, extinguirse. Pero creo que esta situación es extrema y no muy probable”, aclara Zeuss.
En este estudio, se combina el análisis digital de imágenes recientes con las estadísticas filogenéticas para demostrar que la claridad del color de insectos se correlaciona consistentemente con la temperatura de toda Europa.  Además, muestra que los grupos de libélulas aclararon su color en el último siglo y lo atribuyen al calentamiento global.
Predecir la distribución de las especies
Los resultados indican que, con el calentamiento global, los cambios en la distribución de especies de insectos se pueden predecir en cierta medida. Por ejemplo, se esperaría que las especies de color oscuro se trasladaran a regiones más frías o que cambien su preferencia de hábitat hacia condiciones más sombrías.
Los autores concluyen que los esfuerzos de conservación dirigidos exclusivamente a las preferencias actuales de hábitat, y que no tengan en cuenta el efecto de la adaptación ecofisiológica,  pueden ser inútiles en el futuro.
“Las estrategias de conservación frente al calentamiento global dependen mucho de la especie y el área particular en que se encuentre. Sin embargo, apoyar a la heterogeneidad del hábitat y la compensación microclimática es una idea acertada”, sugiere Zeuss.
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En este mapa muestra como la distribución geográfica de las libélulas depende de su color y la temperatura. 
El sur de Europa está dominado por especies de color claro mientras que en el norte predominan las variedades oscuras.
FUENTE: SINC