La función ecológica de los jabalíes en los bosques mediterráneos es vital para la existencia de un equilibrio ecológico en el medio, aunque últimamente la desaparición de especies predadoras o competidoras de éstos está haciendo que, hoy en día, exista una superpoblación de estos suídos.
Por este motivo, principalmente, en parques y reservas naturales españolas se hacen periódicamente batidas y recechos para controlar su abundancia. Si tuviéramos que situar al jabalí en la cadena trófica o pirámide trófica ibérica, éste como buen omnívoro que es, estaría en un escalón intermedio entre los predadores carnívoros y los animales herbívoros. Pero en España tan sólo existe un carnívoro que se atreva con el jabalí adulto, y ese es el Lobo. Pero ya apenas hay lobos en la Península Ibérica, así pues, actualmente el lobo y el jabalí se encontrarían en el peldaño más alto de esta pirámide trófica.
En lo que concierne a la Piara, las jabalinas durante los periodos de crianza de la prole se muestran muy agresivas y supercelosas, y aunque su peso medio ronda los 60 ó 70 kilogramos, algunas viejas cochinas pueden llegar a alcanzar los 100 kilos y pueden ser tremendamente peligrosas. Su agresividad se pone de manifiesto cuando cualquier animal (incluido el hombre) se atreve ha agredir , atacar o predar a alguno de sus retoños, adquiriendo ésta una agresividad equiparable a la de los grandes machos y aunque sus defensas tienen un tamaño considerablemente menor, esto no quiere decir que el invasor acabe muerto o mal herido .
Los jabalíes se agrupan en piaras conformando dentro de éstas una jerarquía determinada. En cada piara existe una hembra de mayor edad y sus numerosos descendientes. Hasta los 2 años el jabalí no adquiere la madurez sexual, por lo tanto, pennanecerá en el seno de la piara hasta cumplir estos 2 años, así pues, la piara está constituida por varias hembras ( descendientes de varias generaciones ), lechones o rayones, bennejos (llamados así cuando a los 5 meses aproximadamente los rayones tienen un color rojizo) e individuos machos menores de 2 años.
Los grandes machos hacen acto de presencia esporádicamente en la época de celo, pudiéndose observar en estos periodos encarnizados combates acompañados de ruidosos gruñidos y violentos movimientos, que en ocasiones acaban con la vida de uno de los dos contendientes.
Tras aparearse con las hembras durante el periodo invernal, el verraco abandona la piara y mantiene un control periférico de su tenritorio. Después de 4 meses, en la primavera llegarán los partos de las jabalinas y el nacimiento de los lechones.
©Emilio J. Orovengua