sábado, 16 de agosto de 2008

EL ORTÓPTERO EXTRATERRESTRE

Orden al cual pertenece uno de los insectos más imponentes y temible de la extensa familia de los artrópodos.

La Mantis Religiosa es, si así lo podemos decir, la reina de las reinas en el mundo de los insectos. Su nombre proviene del griego, Mantis mantis, y que en ese idioma significa “adivino”, un buen apodo para este extraño y fascinante animal.

El título de este artículo nada más lejos de la realidad, su aspecto es lo más parecido a la idea que tenemos nosotros de seres extraterrestes, de otro planeta. Esa cabeza en forma de pirámide invertida y esos grandes e hipnotizantes ojos, nos recuerda al ser más extraño del todo el Universo.


Entre los insectos, no existe otro predador tan rápido y eficaz. Sus patas anteriores constituyen un mecanismo perfecto y mortal que la Mantis utiliza con la precisión de un neurocirujano. Si a este arsenal unimos su falta de escrúpulos que no la deja dudar ni entre miembros de su misma especie, encontramos el retrato de un cazador-predador temible y agresivo.

Su voracidad resulta realmente impresionante. Su apetito es insaciable. Es capaz de devorar presas enteras mucho mayores que ella, se atreve con arañas, grandes saltamontes e incluso con salamanquesas. Para la Mantis Religiosa nada es imposible, parece no existir enemigo demasiado grande o peligroso. Se atreve con cualquier criatura que se ponga a su alcance, tenga o no posibilidades de derrotarla, un auténtico depredador kamikaze.

Cuando la Mantis descansa ( o eso aparenta) su arma de guerra está plegada a su pecho, de ahí su nombre religiosa, debido a su clásica estampa de actitud orante. Es el único insecto que dirige la mirada a su víctima antes de ser cazada, y junto a esta mirada impactante aparece una cabeza móvil y flexible que puede girar en cualquier dirección a su voluntad.

Sus miembros anteriores y delanteros son un arma eficaz y temible, provistos de un arpón en la punta de las patas que captura sus presas y las atrae hacia un abrazo letal y erizado de espinas. Incapaces de moverse, sus víctimas son devoradas por este predador en cuestión de minutos.

Así Caza una Mantis Religiosa



Su modo de cazar es característico y conocido por la gran mayoría, aún así lo explicaré por si hay algún despistado. Esa actitud orante a la cual me referiría antes puede ser quebrada por cualquier criatura que tenga la desafortunada suerte de topaser con este ser. La Mantis, de pronto, como si de una descarga eléctrica se tratara, cambia su inofensiva e inocente actitud por una verdaderamente aterradora. Sus élitros (las alas posteriores duras) se sitúan oblicuamente y sus alas en forma de velas y de color fuego son desplegadas y su abdomen se dobla en punta hacia arriba. Cuando ya es demasiado tarde para que la víctima pueda reaccionar, la Mantis disparar sus patas arponadas hacia delante, se clavan, hieren y arrastran a la víctima todavía viva hacia sus poderosas mandíbulas. Repliega su estandarte de combate y comienza el gran festín, manipulando con gran maestría la infortunada criatura que aún tiene fuerzas para lanzar al aire algunas patadas. Pero ya es demasiado tarde, su cuello ha quedado descubierto y este es el momento que la Mantís aprovecha para devorar a su presa, matándola definitivamente.


La reproducción de la mantis religiosa comienza a finales de Agosto y es un tanto especial… La naturaleza quiso que la hembra de esta especie fuera más favorecida que el macho, ya que es bastante más grande y voluminosa que su modesto cónyuge. Una vez cumplido el protocolo nupcial, es decir, el ritual de apareamiento y la cópula, la “amada” agarra a su presunto amor y comienza a comerse su nuca según usos y costumbres de esta especie. Bocadito a bocadito el macho va siendo metódicamente comido por su pareja. La cópula de estos insectos se prolonga 5 ó 6 horas e inmediatamente después de la fecundación la hembra comienza su macabro festín, a veces incluso antes de haber finalizado la cópula, todo un detalle que el “novio” no vivirá para contarlo.
Si tenéis la ocasión de ver u observar alguna mantis, no la matéis, su acción devastadora sobre las poblaciones de otros insectos la proclaman como su más fiero depredador, y mantiene a raya las poblaciones de insectos y que sin la participación de mantis y otros muchos seres más, éstos se convertirían en una plaga difícil de contener.

©Emilio J. Orovengua

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Emilio José, debo hacer un par de precisiones ya que creo que hay algunos errores en el artículo:

- Las mantis no son ortópteros (orden al que pertenecen grillos y saltamontes), sino mantodeos. En todo caso, "Ortoptera" es un ORDEN, y no un GÉNERO, siendo el género de esta especie "Mantis", y su orden "Mantodea". Su clasificación taxonómica quedaría así:

Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Insecta
Orden: Mantodea
Familia: Mantidae
Género: Mantis
Especie: Mantis religiosa

Al menos hasta donde yo sé era así, y a menos que la taxonomía haya cambiado recientemente (que puede ser), las mantis están más emparentadas con las cucarachas que con los saltamontes y grillos.


- En segundo lugar, el comportamiento de la hembra tras el apareamiento está muy mitificado por los documentales y demás. Bien es cierto que en cautividad estos insectos suelen comportarse como dices, y la hembra a menudo se "zampa" al macho tras la cópula.

Pero esto no quiere decir que sea "costumbre de la especie", ya que estando los animales en libertad nadie ha observado este ritual tras el apareamiento, o al menos no tengo noticia de que se haya producido. Los animales en cautividad están somentidos a presiones y ambientes que difieren en gran medida de sus condiciones naturales, por lo que sus comportamientos pueden cambiar de una situación a otra. La gente suele andar confundida en este aspecto.

Y nada más, espero que tomes las críticas como constructivas que son, para seguir aprendiendo y mejorando conocimientos.

Un saludo.