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martes, 8 de julio de 2025

CUCHILLA DEL SABIO: LA HISTORIA QUE CONQUISTÓ EL MAPA Y EL CORAZÓN

Seguramente a más de uno o una este nombre mítico de la carrera por montaña Artesanos le haya evocado más de un recuerdo. Quizás un sudor frío, una sonrisa, flojera en las piernas o una sensación de orgullo de haberla superado en alguna de las ediciones que, desde 2017, es un segmento fijo en el diseño del track año tras año, haciendo amigos y “hates” a partes iguales.

El motivo de este post no es otro que el reconocimiento de esta zona serrana por parte del Instituto Geográfico Nacional (IGN) como topónimo.

¡¡¡ Su nombre ya tiene sitio en la Sierra y en la Cartografía Nacional !!!

¿Por qué CUCHILLA?

Bueno, creo que esta es la parte fácil del nombre. Esas cancheras cuarcíticas, que sobresalen como crestas rocosas que rompen y se erigen desde las entrañas de la tierra, a media distancia, recuerdan al filo, la hoja, de una espada, una navaja…una cuchilla. Ni más ni menos.

¿POR QUÉ “DEL SABIO”?

Esta pregunta si es algo más “tricky” de contestar. 

Esta zona es territorio y morada de los Alimoches, sobre todo en su la parte alta. Los Alimoches, esas pequeñas rapaces rupícolas, son la punta de lanza de ese ejército de rapaces que limpian el campo de cadáveres (y enfermedades). Son como esa baliza, ese faro que les dice a sus primas mayores, el Buitre Negro y el Leonado, “aquí hay comida”. 

Son los primeros en llegar a esa coreografía carnicera y visceral, una danza de la muerte que si fuera de disfraces, el Alimoche con su rostro amarillo y su traje de arlequín sería el ganador.

Pues bien, Gaspar fue un polluelo de Alimoche que Félix Rodriguez de la Fuente y su equipo del Hombre y la Tierra criaron de su mano, sin tener contacto alguno con el exterior hasta que pudo volar. El Barón Hugo Van Lawick, naturalista de campo que trabajaba en el Serengueti le propuso un reto a Félix y su equipo: querían averiguar si capacidad que tienen estos buitres para romper huevos de avestruz utilizando herramientas (piedras) durante su estancia invernal en África o era algo innato o aprendido de sus mayores por imitación.

Félix y su equipo demostraron y filmaron para ciencia  que la capacidad que tienen estas necrófagas para romper huevos utilizando piedras era algo innato, genético, no aprendido por imitación, y a partir de entonces Gaspar demostró que era más que un pequeño alimoche, ese buitre africano y era un BUITRE SABIO.

Y ya lo tenemos:

CUCHILLA + BUITRE SABIO (al horno 10 minutos a 200ºC) = CUCHILLA DEL SABIO

A lo mejor dentro de 30, 40 ó 50 años (si que la IA no se ha hecho ya con el poder del Mundo…jejejeje ) alguien se pregunta del por qué de este nombre tan particular. Quede este relato como testimonio digital para las futuras generaciones.

©Emilio J. Orovengua

martes, 17 de noviembre de 2009

LAS SIERRAS Y SUS SECRETOS

Las Sierras de Cañaveral son un conjunto montañoso formados por la Sierra Chica, La Sierra Grande y la Sierra de Arco. Las dos primeras se encuentran separadas por el Puerto de la Viñas o como localmente se conoce como “camino del caño”. Son grandes desconocidas por la gran mayoría de los cañaveraliegos y turistas que aún no han pisado por alguna de sus veredas, caminos o sendas durante su vida, y que es un auténtico tesoro ecológico, faunístico y botánico a pesar de quedar arrasado en el verano de 2006, pero la Naturaleza es sabia y se abre camino ante tales desastres.


A cualquiera que se le pregunte por las Sierras de Cañaveral, responderán que las sierras son eso, un accidente orográfico más de los que vertebran y atraviesan la Comunidad Extremeña con sus dos Peñas o cotas más altas: El Cancho de la Silleta con 826 metros de altura y la Peña del Aguila con sus 753 metros de altitud. Para otros, es más que un canchal solitario, aburrido y mudo, cuando una mañana temprano o una tarde en cualquier época del año, uno se pone las botas de campo, coge la mochila y los prismáticos y nos ponemos a andar (o hacer senderismo o trekking como se dice ahora) por cualquiera de sus caminos o pistas que recorren la sierra en sus distintas direcciones. No perdiendo de vista en camino por donde transitamos, podremos ver con bastante facilidad las huellas de mamíferos y aves que habitan en éstas, para ello es aconsejable llegar consigo un cuaderno de campo bien documentado con las huellas, señales y marcas que dejan los habitantes de estos lugares en el suelo, los árboles o cualquier otro lugar. Una muy buena guía es Mamíferos de España, cuyo autor es el reconocido y prestigioso biólogo Juan Carlos Blanco.

No tendremos que haber recorrido una gran distancia para toparnos con las huellas y señales de Jabalíes, Ciervos, Corzos, Zorros, Liebres o Conejos, he incluso con algo más de fortuna los podremos ver en vivo y en directo. Pero si realmente ese es nuestro día de suerte, podremos ver impresas en un arenal o en alguna zona de suelo blando las pisadas de un Gato Montés, de una Garduña o de alguna Jineta. O quizás de algún Tejón, Turón o Meloncillo siempre y cuando sepamos diferenciarlas con cierta precisión y fiabilidad.




En nuestro paseo no todo se encuentra grabado en el suelo o en los árboles, también hay que prestar atención al cielo porque aquí será donde mayor número de especies veamos, la avifauna que habita es nuestra vecina sierra. Los prismáticos nos permitirán la perfecta observación y nos harán ver lo lejano al alcance de nuestras manos, como por ejemplo, la silueta de las grandes rapaces del bosque mediterráneo como son el Buitre Negro y el Leonado o el Águila Real que suelen volar a bastante altura aprovechando las corrientes térmicas para utilizar el mínimo de energía en su habitual vuelo en busca de comida. Son las Sierras de Cañaveral lugar de paso, pitanza, cazaderos e incluso reproducción de estas grandes rapaces, y donde se pueden observar con relativa facilidad. Pero la lista de rapaces ibéricas no acaba ahí, ni mucho menos, también podremos ver en nuestro paseo Águilas Culebreras, Perdiceras, Calzadas, Alimoches, Ratoneros, Milanos Negros y Real, Cernícalos Primilla y Vulgar ( estos últimos más fácil de ver en el casco urbano de Cañaveral) y otras especies que se intuyen que están ahí y que rara ver se suelen ver como son los Gavilanes, Halcones o el Azor.

Tampoco nos debemos olvidar de la multitud de aves de pequeño porte o pajarillos que embellecen el monte mediterráneo con sus colores y sus cantos como son los Mirlos, Rabilargos, Oropéndolas, Ruiseñores, Mitos, Escribanos, Herrerillos, Carboneros, Petirrojos, Jilgueros, Verderones, Verdecillos, algunas especies de Zarceros, Aviones Común y Zapador, Alcaudón Común o Real, Arrendajos, Carpinteros y algunos córvidos como Cornejas, Urracas, Cuervos o Grajillas.


Realmente merece la pena un paseo por las Sierras de Cañaveral, ya sea por deporte u ocio, cuando te mueves por la falda de alguna de ellas o te encaramas en lo alto de un cancho en la Silleta o en Peña del Águila te das cuenta de la belleza de los paisajes y de todo lo que les rodea, sabiendo que en cada rincón de todo aquellos que miran y abarcan nuestros ojos hay vida, vida que se mueve de un lado para otro, que en ocasiones veremos en forma de pajarillo, de lagartija o de zorro e incluso de la aquella pequeña hormiga que a modo de escalada intenta trepar por nuestro pantalón para llegar a no se sabe que sitio.


Cuando uno ha caminado durante algún rato por algún rincón de las Sierras de Cañaveral se da cuenta que todo aquello que en la lejanía parece ser algo inmóvil, estéril y muerto, se mueve y tiene forma, forma de animal que va de un lado para otro por tierra o aire, dándole vida a lo que compone una gran casa para todos sus vecinos y que les permite mantener una serie de relaciones ecológicas y bióticas vitales para el mantenimiento del equilibrio dentro de un sistema. Esa casa no es otra cosa que el Ecosistema Mediterráneo.


El bosque y el monte mediterráneo hablan, nos dice y nos cuenta cosas, pero a su forma, en forma de huellas, señales, marcas, siluetas de aves,sonidos, cantos y trinos…querer escucharlo ya sólo depende de nosotros.

©Emilio J.Orovengua