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miércoles, 24 de febrero de 2021

EL BOSQUE MEDITERRÁNEO II : BIOLOGÍA DEL SUELO.

Nada de lo dicho en mi anterior artículo, EL BOSQUE MEDITERRANEO I : FLORA MEDITERRÁNEA, sobreviviría sino fuese por la acción de miles de pequeños bichitos que a nivel edáfico permiten que toda la materia orgánica almacenada en el suelo sea reciclada y utilizada de nuevo para la alimentación de otros seres vivos.

Los principales “actores de reparto” en el suelo son los insectos. A nivel mundial son más del 80 % de las especies de animales conocidos (hay sobre 1.500.000 de especies de animales en el mundo) y por ello su importancia es tan grande, aunque sólo sea en un determinado hábitat como éste. En el bosque mediterráneo son miles de especies de insectos que existen formando complejas cadenas tróficas esenciales para el mantenimiento de la vida en el bosque.

Lo que hacen estos bichos es trocear y partir sustancias tan complejas como la materia vegetal y permitir de este modo que éstas sean recicladas más rápidamente. La gran mayoría de la biomasa de un bosque es madera y el problema que tiene la madera es que es muy difícil de descomponer debido a que su composición es a base de sustancias muy estables y difíciles de digerir por un animal como son la celulosa, la hemicelulosa y la lignina. Únicamente esta descomposición puede ser llevada a cabo por bacterias, hongos y algunos protozoos, los/as cuales se pueden encontrar de forma libre en el suelo o en el tracto digestivo de ciertos animales (bacterias y protozoos) y que poseen enzimas (proteínas capaces de degradar...) como celulasas, hemicelulasas y amilasas. Estos insectos que son capaces literalmente de devorar madera se denominan xilófagos, pero aquí hay que matizar que dependiendo de si esa madera está viva o muerta estos bichos serán o no perjudiciales para el ecosistema. Si comen madera muerta serán beneficiosos para el bosque, ya que con su acción descomponedora ayudan a reincorporar materia orgánica en el suelo. Si por el contrario se alimentan de madera viva, es decir, de plantas y árboles en plena actividad, estos insectos se consideran dañinos ya que no reportan ningún beneficio al bosque, excepto de servir de alimento a otros animales.

La mayoría de estos xilófagos son Coleópteros (Escarabajos), pero también hay Hemípteros (Chinches), Lepidópteros (Mariposas) e Isópteros (Termitas). Estos son algunos de ellos :
  • Hemípteros. Como por ejemplo, los chinches cuyo alimento es la savia elaborada o floema de las plantas y que es transportada desde la zona superior de la planta (hojas) hasta partes tan distantes como las raíces. Este floema está cargado de azúcares, proteínas y sales minerales, de ahí su interés por parte de estos bichos. Pero, como todo, los chinches también son blanco-comida de numerosas aves de pequeño porte, aunque para evitar su exterminio total de una comunidad poseen un ciclo reproductivo sorprendentemente rápido que compensa las pérdidas, a veces, incluso sin el macho...
  • Coleópteros. Dentro de los coleópteros destaca la familia de los Cerambícidos, unos escarabajos de la madera cuya característica principal es que poseen una largas antenas. Destaca por el daño que causa a encinas y alcornoques una especie denominada El Gran Capricornio de las encinas (Cerambix cerdo). Lo que hace este huésped indeseable es que excava túneles a través de la corteza y deposita sus huevos en el interior, cuando eclosionan estos huevos salen las larvas y comienzan a alimentarse de la madera (sobre todo del floema) y literalmente taladran el tronco del árbol provocando incluso su muerte. Otro escarabajo que está haciendo estragos indirectamente entre las poblaciones de olmos (aunque esta no sea una especie mediterránea) es el denominado Escarabajo de la Corteza, que sirve de vector transmisor de la Enfermedad Holandesa de los Olmos o Grafiosis, ya que en sus desplazamientos se lleva con él un viajero muy especial, un hongo microscópico llamado Ceratostomella ulmi que es el que realmente provoca la Grafiosis y la muerte de árbol. Al igual que los Olmos, las Encinas están siendo víctimas en los últimos años de un ataque fúngico por parte de otros hongos y provocan una enfermedad denominada “La Seca”.

  • Isópteros. Son los grandes consumidores de la madera muerta y destacan de este grupo las Termitas, aunque ellas son incapaces de digerir y alimentarse de la madera sino fuera gracias a unos inquilinos microscópicos...los Protozoos. Estos microorganismos se hayan en el tubo digestivo de las termitas en una asociación simbiótica, es decir, una convivencia en la cual ambos salen beneficiados. El protozoo descompone químicamente la madera y estas sustancias químicas son aprovechadas por el insecto, y el protozoo obtiene del insecto sustancias que el no puede sintetizar (vitaminas, proteínas, factores de crecimiento).
De una u otra forma estos seres de la madera son vitales para el bosque mediterráneo (y en general para cualquier bosque) ya que son los únicos capaces de “echar mano” a la casi indestructible madera. Gracias a estos bichos que fragmentan, trocean y parten la madera se favorece su ataque por parte de hongos y bacterias que son los que la descomponen químicamente y estas sustancias químicas posteriormente serán absorbidas por el suelo y reincorporada de nuevo para formar otras estructuras vegetales y de esta forma mantener constante la regeneración de un ecosistema que sino fuera por estos actores tan especiales no existiría.

©Emilio J. Orovengua

sábado, 24 de mayo de 2008

VIVIR DE LA MADERA

Hay muy pocos organismos capaces de vivir única y exclusivamente de una paupérrima dieta como es la madera. La madera, como constituyente esencial de los árboles, tiene un escaso valor alimenticio y, para más inri, está compuesta por sustancias que dificilmente pueden ser degradadas por un sistema digestivo convencional (tales como la celulosa, la lignina o la hemicelulosa ), por lo que la gran mayoría de animales no la pueden digerir, de ahí que casi toda madera que comen sea deyectada en las heces y por ello deben ingerir grandes cantidades de esta materia tan compleja.


La mayoría de los devoradores de este casi inútil alimento son larvas de insectos, es por ello, que antes de convertirse en adultos pasen largos periodos de tiempo en vida larvaria.


Las orugas de la mariposa cabruna pueden infestar un árbol, devorar su corteza y dejar unos agujeros de los que rezuma una mezcla pegajosa de excrementos y serrín que apesta a macho cabrío, de ahí su peculiar nombre.


Nuestros vecinos y odiados isopteros, las termitas, a pesar de su xilofagismo son incapaces por si solas de digerir directamente la madera (sólo la pueden tratar fisicamente) y para ello se ayudan de una maquinaria microorgánica alojada en su tubo digestivo, los protozoos, que descomponen químicamente los microfragmentos de madera.

En África central, los elefantes desnudan prácticamente árboles tales como acacias africanas o boababs, arrancan su madera para buscar su jugoso y nutritivo albumen.


Algunos roedores como las ardillas o los castores, mordisquean la madera de ciertos árboles madereros produciendo grandes deformaciones en estos.


En determinados casos, si un mismo árbol alberga varios tipos de escarabajos de la corteza, estos pueden llegar a destruir no sólo el floema (principal conducto distribuidor de nutrientes de la planta, "savia elaborada") sino, también, la capa vital de cambium la cual genera nuevos haces conductores contribuyendo al crecimiento del árbol. Así, por encima de la capa atacada el árbol no puede crecer y esta zona queda muerta. La introducción de la Enfermedad Fúngica Americana, denominada aquí Enfermedad Holandesa del Olmo o GRAFIOSIS fue llevada a cabo por una o dos especies de estos escarabajos de la corteza, que aunque no están implicados directamente en el desarrollo de esta enfermedad en los olmos, si intervienen como vectores de transmisión de su verdadero agente fitopatógeno, un hongo microscópico denominado Ceratostomella ulmi.


Pero aún después de muertos, los árboles siguen sirviendo de alimento. En la naturaleza todo es reciclable y para ello ésta tiene dedicados y eficientes biodegradadores. Cuando la madera muerta se pudre es atacada por larvas de moscas que la acribillan favoreciendo la acción de hongos, bacterias y actinomicetos ; los residuos resultantes son aprovechados y devorados por varios tipos de organismos como cochinillas de la humedad y miriápodos. Finalmente, la gran mayoría del material es reciclado e incorporado a otras plantas mediante el suelo, a través de un complejo proceso de mineralización.


©Emilio J. Orovengua