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domingo, 20 de febrero de 2022

¿CULEBRA O VÍBORA?

Quizás  sea la pregunta del millón cuando por suerte o por desgracia, según se mire, nos topamos con uno de estos seres reptantes. Y puede que sea más sencillo de lo que creéis llegar a diferenciar una culebra de una víbora, conocimiento que nos dará más tranquilidad a la hora de valorar nuestro encuentro con una serpiente cualquiera. Hablar de serpientes, es hablar de uno de esos miedos irracionales que las personas tienen a estos seres vivos. Ese miedo no es provocado en sí por la serpiente, que puede ser más bonita o más fea , nos puede dar asco o repugnancia, sino por el daño que ésta nos puede llegar a hacer o provocar.

En la Península  Ibérica podemos encontrarnos dos tipos de serpientes: la culebra y la víbora. Saber diferenciarlas es un punto a favor para nuestra tranquilidad en el caso de ser atacados / mordidos  por cualquiera de ellas, aunque vaya por delante que ninguna de las dos, ni culebras, ni víboras españolas son agresivas si no se las compromete, manipula o amenaza y nos comportemos frente a ellas con respeto y cuidado.













Para reconocerlas, fíjate primero en la cabeza y si se escapa o se intenta escabullir, en la cola, lo largo o ancho de su cuerpo puede que sea lo que menos importante ya que podemos encontrarnos con “juveniles” en ambos tipos de serpientes y el tamaño, en este caso, no es importante. La cabeza de las víboras es triangular con escamas pequeñas, la de la culebra es oval y está cubierta por grandes escamas. El ojo de las víboras tiene la pupila hendida o elíptica (como los gatos) y en cambio las culebras es redonda. Esta puede ser la característica diferencial más acusada entre las víboras y las culebras y saber reconocerlas correctamente jugará siempre a nuestro favor. Su “nariz” u hocico también puede ser un rasgo característico a la hora de diferenciarlas. Por lo general, las “narices·” de las víboras suelen ser puntiagudas o marcadas hacia arriba, en el caso de las culebras esto no es así. Y por último, otros rasgos menos definitivos son la cola o el tamaño, pero como ya he dicho anteriormente, las serpientes (víboras o culebras) en estado juvenil nos pueden llevar a error, si nos guiamos por su tamaño, aunque el tamaño máximo para cualquiera de las 3 especies de víboras de la península ibérica es de 75 cm y en cambio cualquier de las 11 especies de culebras ibéricas superan el metro de longitud, llegando incluso a los 2,5 metros de algunas citas de Culebra Bastarda.


Pero si hay algo que realmente las diferencian y que nosotros no podemos ver es su veneno. La mordedura de ninguna de las citadas 11 especies de culebras suponen un riesgo vital para una persona, la de una víbora sí, aunque en los casos más graves suelen ocurrir transcurridas 6 horas desde la mordedura que, salvo en casos excepcionales o de alergia a dicho veneno, permiten activar un protocolo de emergencias.

Si somo capaces de transformar ese miedo en admiración y respeto hacia estos animales reptantes, cualquier encuentro fortuito con ellas será más agradable y no necesariamente tendremos que ¡salir corriendo!

 ©Emilio J. Orovengua

domingo, 28 de noviembre de 2021

SU MAJESTAD EL ÁNADE REAL

Si en el cielo es la todopoderosa Águila Real la reina de las aves, en los humedales , las charcas, lagunas o pantanos encontramos a otra reina, mucho más menuda y simpática, pero que con sus vivos colores y su contoneo chulesco al andar reina entre carrizos y junqueras. Este ave no es otro que el Ánade Real o Azulón.

Creo que en los humedales españoles no hay criatura más bonita, más elegante y más coqueta que el llamado “Azulón”, con su vistosa cabeza verde, que cuando los rayos de sol irradian sobre ella reflejan tonos metálicos, su característico collar blanco en el cuello que hace de transición o frontera entre su verde cabeza y el pardo-castaño de su pecho. Al cuello le sigue un cuerpo recogido, ovalado, rechoncho de colores que van desde los pardos oscuros hasta los grises y que finaliza en una cola con mechones blancos, con dos plumas negras y rizadas que sobresalen hacia arriba de la cola.














Pero si hay algo característico en el diseño de esta anátida, y del que toma su nombre, es el llamado “espejuelo” de una tonalidad azul-violácea, muy patente y visible sobre todo en vuelo.  

Como en la mayoría de sus parientes los patos, y como ocurre en la mayoría de las anátidas, presenta un acusado dimorfismo sexual, siendo fácilmente, sin ser ningún experto ornitólogo, diferenciar a un macho de una hembra dentro de la misma especie. El marrón pardusco moteado de las hembras de ánade real contrasta mucho con la policromía del plumaje de los machos, pero algo que hay en común entre los dos es el ya nombrado “espejuelo azul” en la parte posterior de sus cuerpos.

Su gran flexibilidad a la hora de comer; desde plantas, moluscos o pequeños peces, hasta brotes verdes o semillas que encuentran en dehesas o praderas  le ha permitido conquistar diversos hábitats y distribuirse a lo largo y ancho del planeta Tierra. Podemos decir que esta especie de pato es un pato cosmopolita. Lo encontramos en Europa, Asia, Norte América, Norte de África, Australia y Nueva Zelanda, en estas dos últimas localizaciones mediante introducciones (como especie alóctona).

Desconfiado, arisco, asustadizo y siempre pendiente de todo lo que ocurre a su alrededor y con unos sentidos muy sensibles ante las amenazas, suelen ser los primeros en huir y levantar el vuelo en sus lugares de pitanza, alimentación o sesteo ante la presencia ajena de algún depredador o del Hombre.

 ©Emilio J. Orovengua

jueves, 12 de agosto de 2021

NO-MINADOS

Desde la canchera más alta del Pico de la Silleta, el Sol recorta la silueta de un depredador alado de prodigiosa visión y garras de acero. La Reina de las aves, el Águila Real, vigila el horizonte allá donde se pierde la vista, nada escapa a su mirada, ni siquiera la carrera una liebre a más de 3 km de distancia. Es un entorno plagado de pinos, encinas y alcornoques, de monte apretado de brezos y jaras que en su vertiente noroeste representa una fiel postal de la dehesa extremeña más pura, siendo este un lugar salpicado de charcas, lagunas y aguas estacionales que albergan un sinfín de especies de aves, sobre todo en la época de primavera, y las especies más representativas de reptiles, anfibios o mamíferos del monte mediterráneo. Un paisaje idílico con un altísimo valor ecológico, por lo menos hasta la fecha…

Pero un futuro sombrío se cierne sobre sobre esta “postal de dehesa”. La megamina de litio amenaza la continuidad de lo que han sido hasta ahora los campos que mejor describen a nuestra comunidad autónoma.

Muchos seguirán pensado que esto es progreso, avance, las Navas Altas de Cañaveral  ha pasado de ser un terreno No Minado a Nominado, finalista y ganador absoluto para este proyecto minero alterará de forma definitiva y perpetua lo que un día fue. 

Estos promotores mineros no hacen otra cosa que endulzar discursos con utópicas promesas laborales, poniendo caramelos al alcance de gobernantes hambrientos de buenas y jugosas noticias (económicas) para el desarrollo de la comarca. Una “propaganda electoralista” que con mucha probabilidad caerá en saco roto una vez se haya asentado el proyecto de extracción, pero para entonces ya será tarde y no habrá marcha atrás. Un ejemplo claro y cercano sobre la “volatibilidad” de este tipo de proyectos es la Mina de Aguablanca en Monesterio (fotografía, abajo, Periódico de la Energía) , paró su actividad en 2016 y tras pasar por diferentes “manos inversoras”, parece que reabrirá su explotación en 2022, pero nada es seguro en este mundo de los minerales, lo que sí es seguro es que el impacto ambiental permanece.

El objetivo de este tipo de minas de extracción de litio va destinado casi exclusivamente al sector automovilístico. La industria del automóvil será una de las principales destinatarias de estos minerales. Pero, entonces ¿Son los coches eléctricos realmente ecológicos? Confío en la sagacidad de los lectores a la hora de responder a esta pregunta, pero claro queda que la tasa a pagar por esa “tecnología eco-friendly” es la destrucción masiva de ecosistemas, una vez más, al igual que ocurre con otro tipo de industrias.

Hoy en día, parece mentira que un proyecto así pueda salir adelante teniendo en cuenta que parte del término municipal de Cañaveral y sus alrededores tiene denominación de Z.E.P.A. (Zona de Especial Protección para las Aves) y está delimitada a escasos 700 metros de este megaproyecto minero. Esta zona esta denominada como corredor ecológico entre la ZEPA DE LOS CANCHOS DE RAMIRO Y LADRONERA y la RESERVA DE LA BIOSFERA DE MONFRÁGÜE , ambos espacios incluidos dentro de la RED NATURA2000, con protección por normativa europea. Todas la especies que viven y anidan en dicho corredor no tienen un uso restringido de la misma. Las fronteras, los límites los ponemos nosotros, la Naturaleza no sabe de estas cosas y el Águila Culebrera que anida en un pino de la solana de la Sierra de Cañaveral, seguramente,  utilizará esta zonas de dehesas como cazaderos por la abundancia de serpientes, largatijas y otros reptiles.



Además del daño ecológico, no acabo de entender un proyecto así en una tierra donde el agua, un recurso vital para este tipo de explotaciones, precisamente, no sobra. ¿De dónde van sacar las ingentes cantidades de recursos hídricos que una mina de este tipo necesita para su actividad? ¿Tienen este tipo de proyectos en cuenta el factor Cambio Climático en sus ecuaciones? El Cambio Climático es una realidad a la que los humanos tendremos que adaptarnos, nos quedará otra. Los modelos y previsiones sobre el clima del futuro y cómo nos afectará no son nada halagüeñas: 20% menos de precipitaciones anuales, veranos más largos y rigurosos, olas de calor extremas, más incendios forestales y pérdida de masa forestal, y un largo etc,  un proceso que los científicos del CSIC han denominado como la “africanización” de la Península Ibérica que nos acabará engullendo de Sur a Norte. Entre las medidas propuestas para paliar estos efectos estará la gestión de los recursos hídricos, tema que confronta directamente en la operativa del procesado del mineral de este tipo de minas extractivas.

He paseado, andado (como muchos otros cañaveraliegos) y lo sigo haciendo, por las Navas, por la “Boca de la pizarra” y por el arroyo que lleva su mismo nombre, por la Cañada Real Soriana de las Merinas, por el Torreón o “los Cabezones”. He observado, mirado, cada árbol, cada agujero, cada charca buscando algo para saciar mi curiosidad hacia la Naturaleza. He apuntado en mi cuaderno, cada huella, cada señal, cada silueta, cada sonido o forma por donde transitaba. Han sido y son, un importante hábitat para rapaces medianas como los Milanos Negros y Reales, Aguilillas calzadas, Busardos ratoneros y el cazadero del Águila Culebrera, sin olvidarme de la multitud de especies de Pájaros, Córvidos, Patos, Garzas y otras zancudas como la Cigüeña Blanca o la Cigüeña Negra. También podemos encontrar una numerosa comunidad de mamíferos como Jabalíes, Ciervos Ibéricos, Tejones, Zorros, Jinetas, Garduñas, que utilizan estas charcas y lagunas como abrevadero sobre todo durante el estío. Además, hay que tener en cuenta que muchas de estas especies están incluidas dentro del Catálogo de Especies Amenazadas del Extremadura.

Pero mucho tendrán que cambiar las cosas para que el arrullo de las Tórtolas, el majestuoso vuelo de una Garza real, los cantos amorosos de la Ranas verdes o el graznido de un pollo volantón de Milano negro no sean sustituidos por los atronadores ruidos de los barrenos reventando la roca madre o el motor diesel de monstruosas máquinas de hierro y metal que taladran el terreno hasta dejar un ecosistema de típica dehesa en algo inerte y desnudo. Toda esa fauna se irá retirando poco a poco del lugar, como un ejército vencido sin posibilidad de defensa, una guerra desigual donde el poder de las máquinas y la codicia humana no encontrará obstáculo alguno, cuando su mayor valor, el mayor tesoro de este lugar no es el litio que se esconde en sus entrañas, sino la vida que se desarrolla en su superficie…

©Emilio J. Orovengua

domingo, 23 de mayo de 2021

FAUNA MEDITERRÁNEA I : REPTILES

Hablar de reptiles es hablar de animales acorazados y de sangre fría, con pinta de llevar mucho tiempo sobre la faz de la Tierra, y no nos equivocamos, ya que son los descendientes de aquellas grandes moles de músculo y escamas que poblaron la Tierra hace más de 65 millones de años, me estoy refiriendo a los Dinosaurios. Pero quizás fue la evolución la que determinó que los reptiles a partir de la masiva extinción de los Dinosaurios fueran de menor tamaño y porte.

El bosque mediterráneo puede aún, y en estos momentos, presumir de su riqueza reptiliana amplia y extensa en la Península Ibérica. No es precisamente esta fauna herpetológica la que más pasión suscita por parte de la mayoría de las personas, aunque tanto culebras como lagartos son de gran utilidad en el seno del ecosistema mediterráneo. Las serpientes y culebras nivelan y controlan las poblaciones de ratas, ratones y otros micromamíferos. Por su parte, lagartos, lagartijas y salamanquesas son el mejor insecticida biológico para moscas, mosquitos, saltamontes y otros insectos, algunos de ellos, muy perniciosos para la agricultura.























Los reptiles mediterráneos sólo son activos a partir de la primavera, ya que su presencia en el invierno les provocaría la muerte al ser animales de sangre fría y aprovechan las soleadas mañanas para activar su metabolismo y poder dar caza así a multitud de invertebrados y pequeños vertebrados. Los reptiles son animales que no pueden mantener la temperatura constante en su cuerpo, como los mamíferos, por ello a estos animales se les han denominado poiquilotermos, al contrario que los mamíferos que son homotermos. Su metabolismo y fisiología depende enteramente de la temperatura ambiental, y por ello, podemos ver en numerosas ocasiones a lagartos y lagartijas o galápagos encima de una piedra tomando el sol, para aprovechar mejor el calor, activar su metabolismo y prepararse energéticamente para la caza. 

Otra característica inequívoca de los reptiles es que su piel está protegida con escamas o placas que las utiliza para evitar la desecación y reducir la transpiración de agua, que les han permitido colonizar nuevos lugares y aumentar así su adaptación y diversidad. La tercera de sus características es su forma de desplazamiento, reptan o se desplazan arrastrando su cuerpo por el suelo. Los menos evolucionados son los Ofidios (serpientes) y los más evolucionados aquellos que poseen patas o extremidades para su movimiento (lagartos, tortugas).

Se reproducen sexualmente y son ovíparos u ovovíparos, es decir, algunos ponen huevos en la tierra para que se incuben y posteriormente eclosionen (Ovíparos) y otros como las Víboras incuban los huevos en el interior de su cuerpo hasta que estos eclosionan y después paren las crías vivas (Ovovivíparos)

La mayoría de los reptiles ibéricos son cazadores y carnívoros, aunque hay excepciones. Son buenos cazadores porque son ágiles y rápidos, a excepción de los quelonios (tortugas). Su hábitat y nicho ecológico en el ecosistema mediterráneo es de lo más variopinto y va desde las paredes y fachadas de las casas donde es habitual ver en las noches de verano a las salamanquesas hinchándose a mosquitos y polillas, hasta la más lóbrega umbría, pasando por praderas, bosques, roquedales, charcas, montañas, etc.

Los Reptiles más representativos del ecosistema mediterráneo son :
  • Lagarto Ocelado (Larceta lepida). Este pequeño saurio pertenece a la familia de los Lacértidos. Se puede reconocer en el campo por sus manchas azuladas en el dorso. Es el lagarto a nivel de península ibérica más distribuido de todos los de su familia y sus preferencias de territorio se asientan sobre lugares con poca vegetación y secos. Antiguamente se cazaba y mataba para su posterior degustación, hoy en día su carne está prohibida para el consumo ya que debido a estas cacerías que se hacían antiguamente su población disminuyó rápidamente. Actualmente está protegido por la ley y las multas por cazar o matar a un lagarto pueden sobrepasar los 6.000 euros.
  • Lagarto Verde (Larceta viridis). Pertenece a la misma familia que el anterior y su diferencia con el ocelado radica, más que en su tamaño, en su intenso color verde que cuando refleja la luz del sol pude dar sensación de ver un lagarto casi fluorescente. Prefiere los lugares con más forraje y vegetación a fin de no ser detectado por sus depredadores. Antaño sufrió en acoso depredador del hombre al igual que el ocelado y por ello sus poblaciones se vieron afectadas. Los lagartos, sobre todo estas dos especies, se caracterizan por su gran velocidad de huida, de este modo, en numerosas ocasiones se pueden ver a estos pequeños cocodrilos cruzar a toda prisa caminos, pistas o carreteras... que por desgracia en muchas veces les cuestan la vida.
  • Lagartija Ibérica (Podarcis hispanica). De todas las especies de lagartijas que hay en nuestro país, es la que tiene una distribución y dispersión más amplia. Se caracteriza por poseer una coloración discreta y uniforme a base de tonos grisáceos que le permiten mimetizarse con su hábitat.
  • Lagartija Colilarga (Psammdromus algirus). Su nombre le viene por poseer una casi interminable cola que mide 2 veces su cuerpo. Podemos reconocerla en el suelo por sus dos rayas blancas y una negra más ancha entre ambas en el dorso sobre un color grisáceo que recubre su cuerpo y por su gran rapidez a la hora de escapar, por eso es la lagartija más rápida de las especies ibéricas.
  • Salamanquesa común (Tarentola mauritanica).Se incluyen en la familia Gekkonidae. Vulgarmente a este animalillo se le denomina “santorostro” y todos alguna vez los hemos visto pegados en la pared cerca de alguna luz o en una posición casi imposible en la cornisa o en el techo de nuestra casa. Y todo ello porque estos sorprendentes saurios poseen unos dedos aplanados adhesivos que funcionan como ventosas, al igual que las que utilizaba Spiderman para gatear a los rascacielos. Tiene un color gris que dependiendo de si es de noche o de día varia en su claridad ( su piel se oscurece por el día) y una serie de protuberancias en el lomo. Sus ojos poseen una pupila vertical o elíptica y párpados sellados adaptados a la oscuridad. Son abundantísimos y muy útiles ya que devoran gran cantidad de mosquitos... ¡Sí! de esos que nos pican en verano. No hacen mal a nadie y no hay insecticida comercial que se pueda comparar con la eficacia de una salamanquesa.
  • Culebra Bastarda (Malpolon Monspessulamum). Esta especie pertenece a la familia de los Colúmbridos, junto con otras especies de culebras, como por ejemplo la de Collar, la Coronela, etcétera. Tiene un color verdoso oliva y es la serpiente más grande que habita en la Península, pudiendo sobrepasar los 2 metros de longitud. Se caracteriza por ser una serpiente agresiva y feroz, que junto con su gran longitud, puede pegarnos en buen susto si nos tropezamos con ella. Hubo durante largo tiempo una controversia sobre si esta serpiente tenia o no veneno, finalmente se llegó a la conclusión de que sí lo posee, aunque es un sistema de glándulas venenosas poco desarrolladas y por eso se incluyó en el grupo de los Opistoglifos. Posee un veneno neurotóxico con el que mata a sus presas que se aloja en unos dientes acanalados que tiene en la parte trasera de su boca. Además de su veneno tóxico, ahoga a sus presas por constricción al igual que hacen las pitones, así pues ¡ojo con ella!. Le gustan los biotopos secos y calurosos, con vegetación y el matorral donde caza todo tipo de micromamíferos como ratones, topillos, gazapos...
  • Culebra de Escalera (Elaphe scalaris). También se le llama simplemente "Scalaris" y los grandes machos superan el metro y medio llegando incluso a haber ejemplares de 2 metros. Se puede reconocer fácilmente por sus dos líneas paralelas negras en el dorso que recorren su cuerpo de color marrón desde la cabeza hasta la cola. Sus preferencias de hábitat se enmarcan el lugares rocosos, bien soleados y con estrato matorral y arbustivo.
  • Culebras de Agua. Son varias especies las que se incluyen en este grupo, pero la más común es la Viperina (Natrix maura). Todas tienen un cierto parecido con las temidas víboras, pero nada más lejos de la realidad, ni tienen la pupila vertical o hendida , ni la terminación de la cola roma (las culebras la tienen larga y afilada), ni su tamaño y ,sobre todo, no tienen el poderoso veneno de las víboras ni sus afilados colmillos, sólo se parecen en que ambas tiene la cabeza triangular . Aún así, estas culebras engañan a multitud de predadores por su parentesco con las víboras y lo utilizan para huir de ellos. También han desarrollado una capacidad curiosa, y es que son unas excelentes actrices de teatro porque para evitar ser comidas o atacadas “se hacen las muertas” con mucha facilidad. Se alimentan a base de batracios anuros (ranas y ranitas), que viven junto a ellas en charcas, lagos, lagunas y embalses de agua dulce.
  • Víbora Hocicuda (Vipera lastati). Las víboras son un tipo de herpetofauna que es temida por la mayoría de las personas, y con razón. Son muy venenosas y nos pueden poner en un serio aprieto si alguna vez sufrimos la mordedura de una de ellas, aunque, por suerte, no suelen ser muy agresivas y tienden a huir, no dudarán en atacar si se ven amenazadas o acorraladas. Destaca en las víboras ,y sólo en ellas, la pupila hendida como la de los gatos, su tamaño es pequeño (las más grandes no superan los 70 cm), su cola es romo o sin punta y su cabeza tiene forma de triángulo (pero como he contado antes, la viperina posee también la cabeza triangular). Su veneno neurotóxico lo inyecta a través de unos grandes colmillos que tiene en la parte delantera de su boca y por ello se han incluido en el grupo de las serpientes Solenóglifos ( que poseen un aparato inoculador de veneno muy desarrollado). Ésta especie es de color grisáceo y con un zig-zag en el lomo muy característico. Viven en zonas secas, rocosas y bien soleadas. Su dieta habitual es de topillos, ratones, lirones y algún que otro invertebrado.
  • Galápago Leproso (Mauremys caspica). Pertenece al grupo de los quelonios o tortugas y su caparazón es de color verdoso pardusco. Su cuello y cara está lleno de pintas y puntos en tonos amarillos y tiene un tamaño menor que su congénere europeo, el Galápago europeo. Se alimenta de insectos y otros invertebrados como gusanos y lombrices que caen por equivocación en los lugares que regenta tales como charcas, embalses y aguas estancadas se encuentran entre sus preferencias.

©Emilio J. Orovengua

lunes, 12 de abril de 2021

"YA ES NAVIDAD" EN LA DEHESA EXTREMEÑA.

Ellas son consideradas los sustitutos de los antiguos bosques. Ellas pueblan lo que eran antes los campos de labor en las tierras extremeñas. Ellas no son consideradas como buenas para la ganadería y el laboreo. Ellas llaman al fuego al ser pirófitas. Ellas son las que componen el sotobosque mediterráneo. A ellas les gusta los suelos ácidos y no los calizos. Ellas no son precisamente un atractivo turístico….A pesar de todo, y gracias a ellas, los Montes y las Sierras de Extremadura  aparecen "nevados” cada primavera.

Las Jaras (Cistus ladanifer), plantas arbustivas, leñosas y perennifolias,  llenan los campos de Extremadura de un moteado blanco, cual nevada hubiera acontecido minutos antes. 


Junto con Escobonales, Cantuesales y Brezales forman una policromía en nuestras sierras dignas del más bello lienzo paisajístico.


Este es un espectáculo natural  aún no tiene nombre, pero que el día que se sepa admirar esta belleza, efímera, eso sí, Extremadura sumará un punto más a esa nota sobresaliente que ya tiene en recursos naturales y turísticos.

©Emilio J. Orovengua

miércoles, 24 de febrero de 2021

EL BOSQUE MEDITERRÁNEO II : BIOLOGÍA DEL SUELO.

Nada de lo dicho en mi anterior artículo, EL BOSQUE MEDITERRANEO I : FLORA MEDITERRÁNEA, sobreviviría sino fuese por la acción de miles de pequeños bichitos que a nivel edáfico permiten que toda la materia orgánica almacenada en el suelo sea reciclada y utilizada de nuevo para la alimentación de otros seres vivos.

Los principales “actores de reparto” en el suelo son los insectos. A nivel mundial son más del 80 % de las especies de animales conocidos (hay sobre 1.500.000 de especies de animales en el mundo) y por ello su importancia es tan grande, aunque sólo sea en un determinado hábitat como éste. En el bosque mediterráneo son miles de especies de insectos que existen formando complejas cadenas tróficas esenciales para el mantenimiento de la vida en el bosque.

Lo que hacen estos bichos es trocear y partir sustancias tan complejas como la materia vegetal y permitir de este modo que éstas sean recicladas más rápidamente. La gran mayoría de la biomasa de un bosque es madera y el problema que tiene la madera es que es muy difícil de descomponer debido a que su composición es a base de sustancias muy estables y difíciles de digerir por un animal como son la celulosa, la hemicelulosa y la lignina. Únicamente esta descomposición puede ser llevada a cabo por bacterias, hongos y algunos protozoos, los/as cuales se pueden encontrar de forma libre en el suelo o en el tracto digestivo de ciertos animales (bacterias y protozoos) y que poseen enzimas (proteínas capaces de degradar...) como celulasas, hemicelulasas y amilasas. Estos insectos que son capaces literalmente de devorar madera se denominan xilófagos, pero aquí hay que matizar que dependiendo de si esa madera está viva o muerta estos bichos serán o no perjudiciales para el ecosistema. Si comen madera muerta serán beneficiosos para el bosque, ya que con su acción descomponedora ayudan a reincorporar materia orgánica en el suelo. Si por el contrario se alimentan de madera viva, es decir, de plantas y árboles en plena actividad, estos insectos se consideran dañinos ya que no reportan ningún beneficio al bosque, excepto de servir de alimento a otros animales.

La mayoría de estos xilófagos son Coleópteros (Escarabajos), pero también hay Hemípteros (Chinches), Lepidópteros (Mariposas) e Isópteros (Termitas). Estos son algunos de ellos :
  • Hemípteros. Como por ejemplo, los chinches cuyo alimento es la savia elaborada o floema de las plantas y que es transportada desde la zona superior de la planta (hojas) hasta partes tan distantes como las raíces. Este floema está cargado de azúcares, proteínas y sales minerales, de ahí su interés por parte de estos bichos. Pero, como todo, los chinches también son blanco-comida de numerosas aves de pequeño porte, aunque para evitar su exterminio total de una comunidad poseen un ciclo reproductivo sorprendentemente rápido que compensa las pérdidas, a veces, incluso sin el macho...
  • Coleópteros. Dentro de los coleópteros destaca la familia de los Cerambícidos, unos escarabajos de la madera cuya característica principal es que poseen una largas antenas. Destaca por el daño que causa a encinas y alcornoques una especie denominada El Gran Capricornio de las encinas (Cerambix cerdo). Lo que hace este huésped indeseable es que excava túneles a través de la corteza y deposita sus huevos en el interior, cuando eclosionan estos huevos salen las larvas y comienzan a alimentarse de la madera (sobre todo del floema) y literalmente taladran el tronco del árbol provocando incluso su muerte. Otro escarabajo que está haciendo estragos indirectamente entre las poblaciones de olmos (aunque esta no sea una especie mediterránea) es el denominado Escarabajo de la Corteza, que sirve de vector transmisor de la Enfermedad Holandesa de los Olmos o Grafiosis, ya que en sus desplazamientos se lleva con él un viajero muy especial, un hongo microscópico llamado Ceratostomella ulmi que es el que realmente provoca la Grafiosis y la muerte de árbol. Al igual que los Olmos, las Encinas están siendo víctimas en los últimos años de un ataque fúngico por parte de otros hongos y provocan una enfermedad denominada “La Seca”.

  • Isópteros. Son los grandes consumidores de la madera muerta y destacan de este grupo las Termitas, aunque ellas son incapaces de digerir y alimentarse de la madera sino fuera gracias a unos inquilinos microscópicos...los Protozoos. Estos microorganismos se hayan en el tubo digestivo de las termitas en una asociación simbiótica, es decir, una convivencia en la cual ambos salen beneficiados. El protozoo descompone químicamente la madera y estas sustancias químicas son aprovechadas por el insecto, y el protozoo obtiene del insecto sustancias que el no puede sintetizar (vitaminas, proteínas, factores de crecimiento).
De una u otra forma estos seres de la madera son vitales para el bosque mediterráneo (y en general para cualquier bosque) ya que son los únicos capaces de “echar mano” a la casi indestructible madera. Gracias a estos bichos que fragmentan, trocean y parten la madera se favorece su ataque por parte de hongos y bacterias que son los que la descomponen químicamente y estas sustancias químicas posteriormente serán absorbidas por el suelo y reincorporada de nuevo para formar otras estructuras vegetales y de esta forma mantener constante la regeneración de un ecosistema que sino fuera por estos actores tan especiales no existiría.

©Emilio J. Orovengua

sábado, 23 de enero de 2021

EL BOSQUE MEDITERRÁNEO I: FLORA MEDITERRÁNEA

En esta primera parte , intentaré hablar de la forma general, pero a la vez lo más rigurosa posible, sobre lo que comprende el ecosistema mediterráneo, sobre todo el extremeño, incluyendo, claro ésta, su Flora y Fauna y la importancia que tienen plantas y animales para el mantenimiento del equilibrio ecológico en el bosque mediterráneo, sin dejar a tras la incidencia que ha tenido y tiene el hombre sobre este tipo de hábitat tan peculiar.

El bosque mediterráneo gobierna la mayor parte del territorio español, a excepción de la franja norteña donde el clima y las condiciones ambientales son distintas y donde reina sobre todo el clima y el Bosque Atlántico. A su vez, el bosque mediterráneo está caracterizado por un clima donde destaca la irregularidad de las precipitaciones a la largo del año, según la cual los meses más lluviosos se corresponden con el otoño y la primavera, seguido de un verano seco donde las precipitaciones brillan por su ausencia y es cuando se dan las mayores temperaturas.

En esta primera parte les contaré algo sobre la flora que adorna nuestro bosque mediterráneo, haciendo una clasificación de los vegetales más representativos y de la importancia que tienen en relación a otros organismos. De forma general, el bosque mediterráneo es un ecosistema formado básicamente por plantas perennifolias y una gran diversidad del estrato arbustivo.

Todo el bosque mediterráneo está adaptado para sobrevivir al exigente clima que éste posee, y sobre todo la mayoría de sus adaptaciones van encaminadas a evitar la perdida del agua en los calurosos días de verano. Están adaptadas a la extrema sequía y para ello han desarrollado una serie de estructuras que les permiten sobrevivir a la sequía del estío. La más sobresaliente es que todos los árboles mediterráneos poseen hojas esclerófilas, es decir, hojas con una cutícula dura e impermeable para no perder agua. También poseen unos estomas (válvulas de transpiración en las hojas) que se sitúan en el envés de la hoja (parte de abajo) en unas pequeñas cavidades rodeadas de pelos.

Los árboles más representativos son :

La Encina (Quercus rotundifolia), pertenece a la familia de las Fagáceas. Posee un tronco grueso y corto, con una copa que se distribuye ampliamente y su fruto es la bellota. Es un árbol perfectamente adaptado a vivir sobre los suelos más dispares y con condiciones climatológicas muy versátiles ( está mejor adaptado que el alcornoque).


Encina

El Alcornoque (Quercus suber), pertenece a la misma familia que la encina, pero tiene características propias que lo diferencian de la encina. Aunque su porte y tamaño es muy similar al de la encina, se distingue porque su corteza es mucho más gruesa de donde se extrae en corcho o suber. Su fruto es la bellota y aunque es un árbol típico español y portugués, también se encuentras en otras zonas como las Balcánicas. Es un árbol adaptado al clima mediterráneo, pero no se encuentra en suelos cálcicos (con cal). Puede decirse también del alcornoque que es uno de los árboles más evolucionados del bosque ibérico, ya que el corcho no es sido una protección contra el fuego que esta especie de fagácea a desarrollado a lo largo de los siglos.

Alcornoque


También hay Acebuches (Olea europeae), Castaños (Castanea sativa y Aesculus hippocastanum) y otros muchos árboles no autóctonos de este bosque, que aunque no son tan representativos como la encina o el alcornoque, cumplen una función vital para el mantenimiento de este bosque.

Pero si algo distingue el bosque mediterráneo del resto de ecosistemas es la de plantas arbustivas y matorrales, todos consecuencia de la degradación y la degeneración de bosques enteros de encinares y alcornocales :

Jarales : La presencia de jaras en el ecosistema mediterráneo es debido a la degeneración de encinas y alcornoques. Puede decirse que los jarales son sustitutos de bosques. Habitan en suelos ácidos haciendo difícil la proliferación de otras especies. Principalmente ocupan las extensiones de bosques que han sido arrasadas por el fuego. El jaral mediterráneo está constituido básicamente por una especie, la Jara Pringosa ( Cistus ladanifer).

Flor de la Jara Pringosa



Madroñales : Los madroños son arbustos con un tamaño considerable y que habitan lugares frescos de las sierras donde antes existía el alcornoque. Los madroñales están compuestos básicamente por una especie, Arbustus unedo. 

Madroñera llena de madroños


Brezales : Aunque su distribución y su abundancia no es mucha, reina sobre todo en las umbrías de las sierras, en lugares frescos y con una cierta humedad. Su especie más sobresaliente es la Erica australis



Brezal en la umbría serrana


Escobonales y Retamares : De forma general, predominan en los llanos mediterráneos las Retamas (Retama sphaerocarpa), acompañada a veces por Escobonales de la especie Cytisus scoparius. Ambas especies son beneficiosas para el pastoreo y la ganadería, ya que poseen la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico gracias a unos nódulos que poseen en sus raíces y que permite obtener a la planta una sencilla y beneficiosa fuente de nitrógeno en forma de amoniaco que posteriormente utilizará para formar las partes verdes de la planta (sobre todo hojas).

Retama en plena floración


Junto con los Tomillares, Cantuesales y algunos Tamujares, todos estos sistemas de matorral adornan el suelo del ecosistema mediterráneo, acompañados en las alturas por encinas y alcornoques, fundamentalmente.

Su importancia ecológica para el mantenimiento del ecosistema mediterráneo es vital. Los grandes árboles como encinas y alcornoques alimentan la fauna omnívora y herbívora del bosque mediterráneo con su energético fruto, la bellota, además de servir como lugar de anidación de multitud de rapaces mediterráneas entre las que destaca el Águila Imperial Ibérica . El matorral mediterráneo por su parte permite la supervivencia de innumerables animales (sobre todo aves) durante la estación fría, además de ser el refugio o cobijo de muchos micromamíferos, gracias a la producción de frutas y frutillos tales como madroños y bayas de distintas clases. Esto a provocado que las aves de pequeño tamaño cambien su hábito alimenticio durante el invierno para no tener que migrar a otros lugares en busca de su sustento habitual. Y aquí es donde radica la importancia del matorral, gracias a éste hay vida en el bosque mediterráneo durante el invierno. Pero además de servir de alimento a pajarillos, los frutillos también permiten la supervivencia de carnívoros...

©Emilio J. Orovengua.

sábado, 5 de diciembre de 2020

FAUNA MEDITERRÁNEA III: AVIFAUNA

Basta una mirada rápida al cielo, o a un árbol cercano, o simplemente prestar un momento de atención a lo que estamos oyendo para darnos cuenta que decenas de aves revolotean en nuestro alrededor. 

La representación de la avifauna en el ecosistema mediterráneo es muy notable. Algunas especies permanecen perennes durante todo el año, otras vienen a reproducirse y una tercera clase son las que vienen en el invierno y lo utilizan a modo de cuarteles invernales para comer y nutrirse con los variados frutos que este ecosistema les proporciona, tales como bellotas, madroños, bayas y frutillos de diferentes especies arbustivas. Habitan en cualquier lugar, ya sea bajo las tejas de nuestras casas, en los recovecos y agujeros de monumentos históricos, pasando por los jardines y parques, prados, dehesas y llegando hasta lo más denso y oscuro montarral del bosque mediterráneo.

Podemos desgranar esta avifauna mediterránea en 4 grandes grupos : la más abundante y variopinta, por supuesto, son las aves de pequeño porte o, simplemente, pájaros y pajarillos. En un segundo grupo podríamos agrupar a Palomas, Tórtolas, Patos y aves de similar tamaño. En un tercer grupo todas las zancudas como son las Cigüeñas, Garzas, etc. Y finalmente el grupo a mi parecer es el más interesante : las Rapaces, tanto diurnas como nocturnas.

Pero lo que realmente da vida y alegría al bosque eso son los miles de pájaros que entre las ramas de los árboles entonan maravillosos y variados cantos. Ciertamente, estos sonidos se hacen más patentes en primavera, ya que muchos de los pájaros que habitan durante los meses de primavera y verano emigran en invierno a otras latitudes (sobre todo a África) en busca de tiempo más favorable y comida. La mayoría de todos los pájaros y pequeñas aves se agrupan en una familia, la de los Paseriformes, aunque hay aves como son la Abubilla, el Chotacabras Pardo o el Abejaruco que pertenecen a otras familias. Dentro de los paseriformes podemos encontrar una variedad morfológica y cromática casi infinita que va desde el pintado y bonito jilguerillo hasta las ruidosas y negras grajas y chovas que con sus monótonos graznidos inundan plazas y plazuelas siendo lugar de anidación habitual las iglesias y los monumentos. La abundancia de la paseriformes es tal que conviven en un mismo ecosistema y nicho ecológico más de 300 especies de aves, y por lo tanto, las que más y mejor representación tienen en el monte mediterráneo.

Entre las ramas de encinas, alcornoques, madroños y acebuches, o bien, entre el matorral arbustivo podemos observar Jilgueros, Verdecillos, varias especies de Currucas, Mirlos, Tarabillas, Verderones, Oropéndolas, Herrerillos y Carboneros, estos dos últimos fabulosos trepadores invertidos, que buscan cabeza abajo y entre la corteza pequeños bichitos para llevarse al pico. Más aficionados a andar sobre la superficie terrestre son las Totovías, Cogujadas o Cogutas y las Lavanderas Blancas y Boyeras, cuya característica en común de todas ellas es poseer unas patas y dedos adaptados a caminar y llegando a poseer todas ellas una rápida carrera. También existen una serie de especies que se desenvuelven muy bien entre el matorral arbustivo del monte como son los Petirrojos, numerosas especies de “pájaros jaraleros” y varias especies de Zarzeros que como su nombre indica regentan zarzas y zarzamoras. Otras aves del monte mediterráneo son los los Zorzales comunes y los Estorninos que bien entrado el otoño y durante el invierno nos visitan para alimentarse sobre todo del fruto del olivo, la aceituna, aunque no dejan de llevarse al pico otros como las bellotas, cerezas y madroños. Habitantes de los tejados y en general de todo el casco son las Golondrinas, Vencejos, Aviones y los gorriones con sus dos especies : el Gorrión Molinero, con un negro antifaz sobre su cabeza y el Gorrión Común más pequeño que el anterior, ambos se caracterizan por ser bastante ruidosos durante la reproducción y durante el invierno cuando se juntan para dormir en las llamadas “adormideras”. También son fácilmente reconocibles en el campo otras aves como son Alcaudones comunes y reales, Ruiseñores, Urracas, Gragillas y Arrendajos, pero quizás sea el Rabilargo el ave de pequeño porte que más se identifica y define el monte mediterráneo, su colorido cuerpo, su larga cola y ,sobre todo, lo escandalosos que son con un sonido muy peculiar y único en las arboladas dehesas hacen de este pájaro uno de los más fáciles en su reconocimiento.

La alimentación de todas estas aves está basada principalmente en granos( cereales, trigo, avena...), frutos(bellotas, aceitunas, madroños y bayas o moras) o insectos e invertebrados, denominándose según sea nutrición como granívoros, tal es el caso de gorriones, jilgueros, tarabillas, verdecillos, etc ; frugívoros, como son los zorzales, estorninos y currucas ; e insectívoros, donde encontramos herrerillos, carboneros, petirrojos, etc. Incluso, algunos pueden alimentarse de pequeños vertebrados, ese es por ejemplo el caso de Alcaudón, que puede dar caza a lagartijas, algunos batracios y pequeños roedores. La mayoría de las especies tienen un patrón fijo de alimentación, por eso sobra decir, que aquellos que se alimentan de insectos cuando acaba el verano están obligados a la emigración en busca de nuevos prados y bosques donde encuentren su sustento habitual, en este caso saltamontes, chinches, hormigas, moscas... En cambio otras especies, como es el gorrión, lo que hacen es cambiar el hábito alimenticio, es decir, durante lo meses de primavera y verano aprovechan la abundancia de insectos y granos y cuando comienzan a sentirse los primeros fríos del otoño y durante todo el invierno, la retirada de toda clase de insectos en los campos obligan al gorrión a cambiar su dieta y a sustituirla por lo que hay o lo que queda en el periodo invernal.


Por otro lado, en cualquiera de las tardes otoñales e invernales paseando por el encinar de la dehesa se pueden escuchar los arrullos y zureos de las Palomas Torcaces con mucha facilidad. También bien entrada ya la primavera entre finales de marzo y comienzos de abril podremos los arrullos característicos de los machos de la Tórtola común que por esos días anda a la busca de una compañera con la cual aparearse y nidificar. La mayoría de palomas y tórtolas provienen de latitudes más norteñas, aunque ambas especies se distribuyen por toda Europa. Las torcaces son aves migradoras parciales y millones de ellas invernan en nuestros alcornocales y encinares sobre todo en el sur de la Península, siendo las dehesas extremeñas lugares frecuentes y muy preciados por esta especie de columbiforme. Y si llenan con sus siluetas alcornoques y encinares no es por casualidad, una vez más la bellota es lo que vienen a buscar, aunque también se alimentan durante su periodo de estancia de cereal y otros frutillos. Tal es la voracidad de la Paloma torcaz que las bellotas se las traga enteras y se han llegado a encontrar hasta ¡10 bellotas ! en el buche de este animal. También en ese largo paseo, con mucha cautela y sigilo, podremos observar en cualquier masa de agua estancada, el precioso colorido de principalmente dos especies de Anátidas : el Pato Cuchara, que utiliza su pico en forma de cuchara para filtrar selectivamente el agua y así poder alimentarse de los animalillos microscópicos que en ella viven y el Ánade Real (o Azulón) adaptado a la pesca mediante buceo. Tampoco hay que olvidar a las Fochas y Pollas de agua que con su aspecto rechoncho nos recuerdan a las domésticas gallinas.


Y ya para finalizar, hablar de las reinas de los humedales, pantanos que por su gran tamaño y su imponente y bella estampa quedan a más de uno maravillados ante su presencia, y me estoy refiriendo a garzas y a las cigüeñas. Las Zancudas como se les denomina habitualmente pertenecen a la familia de las Ardeidas y las Cicónidas respectivamente. Miembros destacados incluidos en la familia de las ardeidas son tres especies : la Garza Real, la Garza Imperial y la Garcilla Bueyera. Las dos primeras las podemos reconocer y a la vez diferenciar por sus colores grisáceos para la real y los pardos para la imperial, aunque también es verdad el tamaño y envergadura de la garza real es mayor que la de su pariente. Ambas son excelentes pescadoras y por eso son inquilinos habituales sobre todo de pantanos y embalses donde pescan carpas, barbos y batracios utilizando el método “arponero”, es decir, cuando están situadas en los márgenes de un embalse y ven a su presa nadar sobre su campo de acción, lanzan su pico y estiran su largo cuello y con un corto pero rápido estiramiento y acoplamiento de su cuello atrapa a su presa tal y como utilizan los barcos balleneros su arpón para dar muerte a los cetáceos. Más pequeña y de color totalmente blanco es la otra garza de la que os hablo, la Garcilla bueyera, y no es sólo su color y tamaño lo que la diferencia de las otras dos especies sino también sus hábitos alimenticios y su hábitat principal que en este caso son las praderas, sembrados y cultivos con ganado vacuno ( y de hay su nombre), al cual desparasita a la vez que le sirve de sustento. Emparentadas con estás aves provistas de zancos están la Cigüeña Negra y la Blanca, bien sea por sus largas patas o por sus preferencias alimenticias, ya que al igual que las garzas real e imperial son buenas en el arte de la pesca y acompañan en numerosas ocasiones a estás en sus jornadas de pesca en las orillas de cualquier masa de agua estancada, pero a diferencia de las garzas su estrategia de pesca es la del “buceo” introduciendo la cabeza en el agua durante un periodo corto de tiempo es esperando que algún despistado pescaito pase por el lado de su rojo pico para posteriormente dar buena cuenta de el. Y que decir de nuestra vecina blanquinegra que no se haya dicho ya, que con sus grandes y fornidos nidos adornan iglesias y monumentos y con su característico e inconfundible “gazpacho” durante la primavera nos anuncian que ya están aquí, preparadas para llevar a cabo la reproducción. Mucho más esquiva y solitaria es su prima la negra que aprovecha las densas masas forestales de encinas y alcornoques para anidar, aunque también suelen anidar en roquedos y canchales, tal es el caso del nido de cigüeña negra que se puede observar desde el Salto del Gitano en el Parque Nacional de Monfragüe. Su color es completamente negro, excepto la pechera y su cola, sus patas rojas al igual que su pico. Su color negro, es un negro brillante que reflejado por el sol da una gran variedad de colores metálicos tales como el verde, el naranja o el violeta.


©Emilio J. Orovengua

miércoles, 1 de julio de 2020

MUSGOS Y LÍQUENES

Los musgos y líquenes son dos grupos de plantas relativamente pequeñas que frecuentemente crecen juntas y se pueden confundir entre sí. La realidad es que no tienen ningún parentesco.

Los MUSGOS son plantas con hojas, sin flores y que suelen desarrollarse en pulcras almohadillas o alfombras verdes y en lugares sombríos o de umbría. Si examinan y observan con atención se verá que cada grupo se compone de numerosos tallos separados, de varios centímetros de largo. Cada tallo tiene varias hojas muy delicadas, pero carece de verdadera raíz. En ciertas épocas del año pueden verse apretados manojos de hojas que parecen flores. Allí se forman las células masculinas y femeninas.

La fertilización no puede producirse en condiciones secas , por ello sólo suelen encontrarse musgos en hábitats húmedos, aunque algunos puedan sobrevivir a intensas sequías. Después de la fertilización, la células femenina se transforma en un esporangio, el cual se eleva desde el pedicelo desde la punta del tallo del musgo. El esporangio tierno puede ser erecto o colgante, pero siempre lleva sobre él una especie de caperuza. Ésta cae finalmente dejando al descubierto otro sombrerillo. Al madurar las esporas en el interior, el sombrerillo llega a despegarse de un modo u otro y en muchas especies descubre una serie de dientes  radiantes.

Experimento: Los dientes son sensibles a la humedad y permanecen cerrados en tiempo húmedo, pero si se recogen algunas cápsulas y se secan por fuera se verá como los dientes se curvan hacia atrás para dejar escapar las esporas. Tras sacudir algunas esporas sobre el papel secante, manténgase húmedo y se verá que las esporas emiten unos diminutos filamentos, de los cuales brotarán nuevos musgos.

Los LÍQUENES son organismos extremadamente resistentes que consisten en la “alianza” de un hongo ( microbionte ) y una alga ( fotobionte) en una perfecta simbiosis. El Hongo aporta protección frente a la desecación y la radiación del sol y el Alga su capacidad fotosintética.

Los colores dominantes en los líquenes son el gris y el verde, pero existen también especies  rojas y anaranjadas.


Se pueden encontrar desde altos desfiladeros de montaña, donde rara vez sobrepasa el punto de congelación, hasta crecer en rocas donde el sol da tan fuerte que están demasiado caliente para poder tocar. También los podemos encontrar en acantilados costeros, tapias, troncos de árboles y áridos suelos de terrenos baldíos.

Aunque los líquenes son muy resistentes a las condiciones atmosféricas y su capacidad de adaptación a medios con escasos nutrientes los hace colonizadores primarios de casi todos los ecosistemas conocidos, hay un tipo de condición ambiental que llevan muy mal: la contaminación. Por ello, no es normal encontrar líquenes en las grandes ciudades, pero si en algunas más pequeñas y pueblos donde el aire que se respira es más puro. Son unos excelentes bioindicadores o indicadores de condiciones ambientales, ya que al no poseer raíces tiene que tomar de la atmósfera todos los nutrientes, entre ellos los contaminantes que acumulan fácilmente en su interior. Así pues, son los perfectos vigilantes de la calidad del aire y de nuestra salud.

Experimento: Partiendo del centro de una gran ciudad y alejándose poco a poco hacia el exterior de la misma, a intervalos convenientes, contamos la cantidad de placas de líquenes que  nos encontramos en paredes y troncos de árboles. A medida que vayamos avanzando y nos alejemos de la contaminación, irán apareciendo más líquenes.